Si quieres asesorar, orientar o acompañar a una mujer con esta iniciativa deberías de tener en cuenta estas consideraciones.
Tradicionalmente las personas que orientaban en el emprendimiento eran hombres basados en su propia experiencia, por lo que hay muchos componentes a tener en cuenta que se podían quedar sin contemplar o ser analizados erróneamente, tanto en los atributos necesarios para emprender, donde seguiría prevaleciendo los entendidos como masculinos como único modo de conseguir el éxito, como en otros aspectos relacionados con la conciliación, donde para ellos, históricamente, el ámbito doméstico no ha ocupado un lugar central. Este punto puede tener el riesgo, si no se analiza bien, de que la emprendedora se estanque en su negocio limitándose a sostenerlo, por la falta de tiempo y espacio para la creatividad, investigación e innovación. Hay una carga emocional invisible del ámbito doméstico en la mujer, que aunque se va tomando conciencia poco a poco, aún hay una diferencia muy grande con respecto a la ausencia de esa carga en la mayoría de los hombres (influencia del mandato de género del cuidado a terceras personas).
Es deseable que las cualidades que transmitamos como imprescindibles para conseguir su objetivo se adapten al constructo social del que hablábamos en el anterior post. La mayor parte de las mujeres no se ven identificadas con el término ambición, pero sí con el de orientación al logro. Y es recomendable sustituir el término éxito por el de sostenibilidad y satisfacción. Es prioritario entender que el hecho de que haya una tendencia en la mujer a no prestar atención a parámetros no financieros exclusivamente, no es incompatible con conseguir objetivos económicos, simplemente se establecen indicadores de éxito distintos.
La primera parta de la exploración debe girar en torno a la motivación que le lleva a emprender. Las motivaciones pueden atender a la necesidad o a la autorrealización y vocación. En la primera situación es interesante analizar si subyace una necesidad de conciliación y/o económica. En el caso de la conciliación habría que informar de la dedicación en tiempo real que supone emprender, liderar una empresa y más aún si va a haber personas a su cargo. Puede ser útil planificar la vida personal, familiar y empresarial, así como analizar las tensiones a las que será capaz de someterse, atender a su sentido de la responsabilidad, posiblemente sobredimensionada, y autoexigencia, analizar el equilibrio de sus distintas responsabilidades y hasta cuándo se podría mantener ese equilibrio.
Y si es económica valorar el capital inicial, el sector en el que desea embarcarse y expectativas de crecimiento, para poder informar de los accesos a la financiación que supone el tamaño de la empresa. Hay muchas mujeres con microempresas con menos de diez personas a su cargo, o ninguna, y esto supone diferencias en la financiación.
Un buen análisis de la motivación y de la responsabilidad disminuye la renuncia al riesgo. En nuestras sesiones de orientación se puede ir inculcando la cultura del error como una oportunidad de aprendizaje y no como un fracaso, apoyándolo en datos para ofrecer credibilidad.
A la hora escoger la actividad profesional poner atención en diferenciar entre lo que le gustaría hacer y el talento. Y ponerlo en la balanza si es que no se pueden complementar o no coinciden, realizando un análisis de mercado y compatibilizándolo con su situación personal.
Y por último, potenciar esas cualidades que son tan necesarias para el emprendimiento y que describía en el post anterior, como por ejemplo el valor humano, habilidades sociales y de liderazgo, etc.
Sí las características anteriores son favorables podría ser interesante incitar a explorar otros sectores que no sean los que prevalecen en las elecciones de la mayor parte de mujeres; sector servicios. También, si se viera necesario, se pueden recomendar formaciones en análisis y aprovechamiento de oportunidades de negocio y, en especial, favorecer el asociacionismo y animar a que comparta sus proyectos con otras mujeres. Puede ser interesante el trabajo en grupo con diferentes mujeres en el mismo momento vital, crear grupos de trabajo de emprendimiento con mujeres.
Es recomendable apoyar en todo el proceso y no limitarse a las etapas iniciales, donde habrá que poner más atención en la regulación emocional, la cual se puede ver más afectada y puede suponer una amenaza en la iniciativa.